En nuestro ecosistema, el analista y el experto trabajan de manera conjunta e indispensable, ya que ambos son responsables de validar, organizar y darle la interpretación estratégica, siendo el experto quien pone la información en valor.

El experto desempeña un papel crítico en la mejora continua del proceso. A través de un ciclo de retroalimentación constante, el experto evalúa y valora la calidad y relevancia de información que ya ha sido validada. Del mismo modo, ayuda al analista a perfeccionar las fuentes y los filtros y a entender mejor las prioridades estratégicas de la organización. Esta colaboración asegura que la inteligencia generada esté siempre alineada con los objetivos de negocio.

CARACTERÍSTICAS DEL PERFIL DEL EXPERTO

• Conocimiento profundo del área o áreas de vigilancia:
  • El experto tiene una experiencia amplia y detallada sobre el mercado o sector en el que opera la organización. Esta experiencia le permite evaluar con precisión la relevancia de la información recibida y detectar aspectos clave que pueden pasar desapercibidos para otros.
• Capacidad de análisis estratégico:
  • El experto no se limita a recibir y utilizar la información tal como se presenta. Posee una visión estratégica que le permite interpretar la información en función de los objetivos de la organización. Es capaz de conectar la información recibida con oportunidades o riesgos, y de identificar cómo esta puede impactar en las decisiones estratégicas de la empresa.
• Retroalimentador constante del analista:
  • A medida que consume la información, el experto ofrece feedback continuo al analista. Este aspecto es fundamental, ya que permite al analista ajustar los criterios de selección y filtrado para entregar información cada vez más relevantes y alineados con las necesidades del experto. Este ciclo de retroalimentación ayuda a mejorar la precisión y calidad de la inteligencia generada.

En definitiva, el experto no es solo un destinatario de la información; es el catalizador que convierte la información en conocimiento estratégico que impulsa a la organización hacia sus objetivos. Su colaboración con el analista crea un ciclo virtuoso donde la calidad de la inteligencia mejora constantemente, alineándose cada vez más con las necesidades reales del negocio.